martes, 5 de agosto de 2014

Misterio por la desaparición de un joven en Venado Tuerto

http://www.clarin.com/policiales/Misterio-desaparicion-joven-Venado-Tuerto_0_1187881324.html

Un caso enigmático. Tiene 28 años y lo vieron por última vez hace tres semanas. Cambió US$ 200, cenó con su novia y luego le mandó un SMS que decía: “Te quiero mucho”. A los tres días hallaron su auto incendiado.

El lunes 14 de julio cumplió con trámites bancarios, cambió 200 dólares porque necesitaba dinero para viajar a Rosario y cenó con su novia. Cerca de la medianoche le envió a ella un último mensaje.

“Te quiero mucho”, le decía. Nada más se supo sobre el paradero de Nicolás Godoy Lucas, un joven de 28 años que vivía junto a su tío abuelo, un productor agropecuario que comparte junto a familiares la propiedad de 500 hectáreas en Venado Tuerto, una de las zonas más fértiles de la pampa argentina.

Veinticuatro horas después de que registrara sus últimos movimientos, el entorno del joven advirtió que algo extraño pasaba cuando dos perros de su propiedad, a los que cuidaba con especial celo, aparecieron vagando.Los rastrillajes buscando al muchacho dieron hasta el momento resultado negativo. Apenas se halló quemado, tres días después de su desaparición, el Volkswagen Quantum modelo ‘94 que le pertenecía, cerca del autódromo. Para aportar más dudas al caso los peritos policiales determinaron que Godoy Lucas estuvo junto al auto incendiado y se alejó del lugar. No está claro si lo forzaron. Nadie se comunicó para aportar datos sobre él. Pasaron tres semanas y el caso está encerrado en el misterio.

Una semana antes su tío abuelo, un hombre de 89 años con el que colaboraba en la administración del campo, había vendido una parcela de 10 hectáreas por unos 300 mil dólares. Este dato fue relevante en un primer momento, pero como no hubo ningún llamado pidiendo rescate se desechó la posibilidad de un secuestro extorsivo.

“Es nieto de gente más o menos con dinero. El hablaba de más o comentaba eso.

Era un chico que hacía alarde diciendo que el campo era de él o que tenía una situación económica holgada cuando, en realidad, la actividad es de la familia. Eso hacía presumir que quizás había sido un secuestro, pero el problema es que no hay pedido de rescate”, explicó a Clarín Antonio Di Benedetto, el abogado que representa a los padres. El joven “no andaba en cosas que permitieran pensar que alguien pudiera tener interés en hacerlo desaparecer o secuestrarlo”, comentó.

Aunque tiempo atrás trabajó en un boliche y compró un revólver para defenderse ante la posibilidad de un robo, un temor que lo perseguía en especial cuando manejaba el dinero de la recaudación, no le había comentado a su círculo íntimo que tuviera problemas con alguien. O que lo estuvieran amenazando. Ni siquiera que tuviera deudas, aunque ese punto también es investigado. A nadie le dijo que quisiera marcharse.

La Justicia profundizará en los próximos una línea que apunta sobre familiares del chico. Nicolás se alojaba con su tío abuelo en una de las dos casas levantadas en el campo de los Lucas. En otra vive un tío y una abuela, propietarios de la mitad del emprendimiento rural. Con ellos tenía una relación cuanto menos tirante.

“Dentro del entorno familiar la presunción es que este chico manejaba la actividad del tío abuelo. Eso haría suponer que quedaban afuera de esa administración la abuela y el tío. El último tiempo se abocó a la actividad y eso pudo precipitar los celos familiares y los rencores ”, conjeturó Di Benedetto.

En la Dirección Nacional de Migraciones confirmaron que no salió del país. No poseía tarjetas de crédito y su tío abuelo dice no haberle dado dinero suficiente para que se fuera lejos. Hasta planificaba con él la compra de animales.

Aunque en los testimonios familiares surge que una vez se marchó a la casa de un hermanastro que vive cerca de Bahía Blanca, fueron sólo dos días. Nada parecido a las tres semanas de ausencia que convirtieron su caso en un completo misterio.

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